Ubicada en un pequeño pueblo de la provincia gallega de A Coruña, a tan solo media hora de Santiago de Compostela se encuentra esta antigua casa labrega, hoy restaurada como casa familiar y pequeño restaurante con encanto.
Al frente Marta y Roberto, una pareja con amplia experiencia entre fogones. Con dos restaurantes anteriores de éxito y un catering, también en tierras gallegas, buscaban un cambio de vida -y sobre todo una mayor conciliación familiar- por lo que decidieron apostar por este proyecto. Abrieron en 2014 y cada día ponen su empeño para que cada visita sea una experiencia muy especial.
Como ellos mismos dicen, se esmeran en cuidar al máximo cada detalle, buscando no solo servir comidas, sino ser fieles a una idea y a todo un estilo de vida. Y lo consiguen, ¡vaya si lo consiguen! porque acercarse a comer en este restaurante es realmente una pasada. Su máximo deseo se cumple porque los comensales disfrutamos en su casa como en casa de unos amigos, así nos tratan y así nos sentimos.
Un lugar para… perderse, encontrarse, reencontrarse, disfrutar, deleitarse, relajarse, recargarse, un lugar para…soñar.
Un reencuentro fue precisamente la razón por lo que a mí me llevó hasta allí. No lo conocía ni tenía ninguna referencia del lugar. Todo se lo debo a mis compañeras bloggers de la asociación Blogirls 2.0.
En cada uno de los encuentros Blogirls además de trabajar en los temas de la asociación también intentamos hacer algo de turismo tratando de disfrutar al máximo los momentos juntas. Puedes ver aquí todos los detalles de este encuentro en Galicia.
Por supuesto siempre intentamos sacar algo de tiempo para degustar de la gastronomía del lugar donde nos reunimos. En el anterior que nos fuimos a Cataluña, donde yo descubrí muchas curiosidades de la gastronomía de la comarca del Bergedá como te contaba en el blog.
Para esta ocasión la propuesta para comer en Obalado vino de mano de nuestra compañera Sandra del blog The Waderings que como buena experta en viajes, también sabe muy bien dónde y qué comer allá donde va.
EL EXTERIOR
Podemos dejar el coche en pequeño aparcamiento al lado de la entrada de la finca. Antes de entrar ya nos vamos encontrando con unos pequeños detalles que sorprenden. Pistas para ir abriendo boca sobre la singularidad de esta pequeña casa-restaurante.
Un pequeño camino de acceso con vallas de madera que no son solo decorativas sino que cumplen bine su función para algunos de los habitantes de la finca que nos dan la bienvenida.
Corderos, ovejas, gallinas de raza autóctona y un burro tranquilamente pastando por la finca. En otro recinto vallado nos encontramos unos preciosos perros mastines guardianes y atentos a las visitantes.
Unas mesas de madera en el exterior ideales para disfrutar del aperitivo o tomar el café a la sobremesa. Incluso si esta se alarga o complica un poco hay unas hamacas a disposición de quien quiera alargar la experiencia y disfrutarla más profundamente.
Un lugar tranquilo donde comer, tomar una copa, alargar la sobremesa y simplemente dejar pasar el tiempo.
EL INTERIOR
La decoración es para mí uno de los puntos fuertes de la casa. Cada rincón está lleno de detalles que combinan sorprendentemente entre si y hacen de la estancia mas agradable aún si cabe. Recomiendo la visita pausada a los dos baños -ambos, ya que son unisex-.
La lareira (nombre gallego de las antiguas chimeneas-hogar) encendida, lo que hace de la estancia un ambiente muy acogedor. Pero no es un elemento decorativo más, cumple también su función original como cocina ya que muchos de los platos e ingredientes del restaurante se ahúman y asan en ella.
Mires por dónde mires todo es diferente – y sorprendente-, cuesta entender cómo tantos elementos y estilos combinan tan bien juntos. En cualquier rincón podrás encontrar cosas bonitas. Yo al menos podría estar haciendo fotografías eternamente.
En comedor es pequeño con muy pocas mesas para estar como en familia. Aunque el espacio es reducido, cada rincón tiene una personalidad muy diferente y todo queda bien en conjunto, en perfecta armonía.
LA COCINA
Marta y Roberto nos cuentan que en O balado buscan una cocina con alma, aunando tradición y modernidad desde el más absoluto respeto por lo natural. Una cocina que anhela reencontrarse con los orígenes, donde la materia prima es la principal protagonista.
Es una auténtica cocina de cercanía. Un conocimiento personal a los productores, un huerto propio ecológico y la cría de gallinas de raza autóctona son una buena prueba de que lo que anhelan lo llevan también a la práctica.
LOS PLATOS DEL MENÚ
La carta, escrita en pizarra encima de la lareira, constaba de 6 entrantes, 7 platos principales y dos postres. Según nos explicó Roberto los platos van cambiando según la temporada y él va adaptándose a la disponibilidad de la materia prima.
Como no podía ser de otra manera la forma de confeccionar el menú también era muy original, puedes elegir entre:
paseo, travesía o viaje por O balado.
- En el paseo te encontrarás con 5 entrantes, un plato a elegir y un postre.
- En el viaje, alargamos con 7 entrantes, un plato a elegir y dos postres.
- Por último en la travesía: 5 entrantes, lamprea, un plato a elegir y dos postres.
Nosotras elegimos el viaje y los paisajes en el plato que disfrutamos en el camino fueron:
ENTRANTES
Jurel ahumado
Verduras en tempura

Foie
Coquetas de choco

Anguila ahumada
Anchoas de San Filipo

Crema de boletus con huevo ahumado
PLATO PRINCIPAL
Yo elegí cordero lechal, estaba delicioso y muy tierno acompañado de patatas fritas. En la foto se puede ver la cantidad de media ración pues en el menú degustación se comparte entre dos comensales pero es más que suficiente sobre todo después de tantos y tan ricos entrantes.
LOS POSTRES
Mouse de maracuya y coco
Bica (bizcocho) de avellanas y chocolate
Los dos son para cada persona, aquí no hay que compartir. La mouse fresca y ligera ideal para el cambio de los platos anteriores y el segundo para deleitarse con el plato dulce. Y yo doblemente porque como ya había confianza pues me dediqué a fotografiar al modelo aquí y allá. En cada rincón encontraba algo precioso para encuadrar y hacer clic: un mantel antiguo, unas lucecitas para un bokéh… Bueno, lo de siempre que cuando voy a un lugar así no solo me lo paso en grande con la comida sino también si las circunstancias me lo permiten, haciendo fotografías de todos los platos y la comida.
El pan y el agua están incluidos en el menú. En la bodega una gran selección de vinos de la tierra. Tengo que decir que no se cual escogimos pero estaba muy bueno, nos dejamos guiar por el buen criterio de nuestra anfitriona Yolanda que es toda una experta. Buena cuenta de ello fue la cata de vinos y quesos gallegos que nos preparó la noche anterior. (Pero eso es ya otra -buena- historia para contar en otra ocasión)
Al café y las infusiones nos invitaron. Además de la gran variedad de tés, a mí me encantó que cada tetera era distinta y todas muy bonitas.
La sobremesa en O Balado es maravillosa, en ningún momento tienes sensación de tener que levantarte de mesa ni tienes ganas de irte, solo apetece quedarse. Las conversaciones pueden alargarse y el disfrute de la buena compañía alrededor de una mesa se goza de verdad.
Hasta una buena charla con los anfitriones y yo al menos podría alargar mi estancia por tiempo indefinido.
Si el tiempo acompaña es una maravilla poder hacerlo en el exterior o incluso dormir una pequeña siesta en la finca, las hamacas nos invitan sin duda a ello.
En resumen, me encantó la experiencia de comer y conocer este pequeño restaurante además de la historia de esta pareja tan emprendedora. Un ejemplo claro de que los sueños no se cumplen solos sino que se van logrando poniendo el empeño, trabajo y dedicación diario. Marta y Roberto lo han conseguido para disfrute y deleite de los comensales que les visitamos.
Gracias por todo. Ojalá pueda encontrar otra buena razón (o excusa) para volver a visitaros pronto.
Opiniones en TripAdvisor aquí.
Página web: Restaurante O Balado.
Dirección: Ardesende, 3, 15881 Boqueixón, La Coruña
Nota: el contenido y las opiniones de este post son totalmente personales y no corresponden a ningún interés comercial ni patrocinado.
Un comentario
¡Enhorabuena por este pedazo post, Ana! Me ha ENCANTADO, y me ha hecho revivir totalmente aquella comida excepcional que vivimos en el restaurante O Balado, no sólo por lo rico riquísimo que estaba todo, sino por la compañía tan maravillosa y ese ambiente increíble que se vive en el interior… ¡Un abrazo!