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Miel y paisaje

EL SABOR DE UN TERRITORIO

La abeja y su entorno.

Esta es la entrada que quería haber publicado para comenzar el blog porque sin duda fue el origen de todo. Esa era mi intención, la idea estaba en mi mente desde hace mucho tiempo, pero no lograba expresarla en texto. No por falta de algo, sino al contrario, por exceso de todo, de vivencias y emociones enredadas en mi cabeza.

Han tenido que pasar más de dos años y algunos hechos importantes para que al final viese la luz y la publicase justo en este momento. A veces hay que ir hacia atrás para comprender el presente y quizás con él mirar también hacia el futuro.
Yo h
ace ya tiempo que emprendí, sin pretenderlo, un camino de redescubrimiento aquí en el lugar donde nací, Asturias. Comencé a tener una nueva la visión de los alimentos, mucho más profunda que el simple hecho de utilizarlos como ingredientes en la cocina.

Y estoy convencida de que todo empezó en esta excursión. Pensaba que simplemente pasaría un buen día en un pequeño pueblecito del suroccidente asturiano, Ibias; muy cerca de Galicia. Pensé también que sería una estupenda oportunidad para practicar fotografía, que por aquel entonces ya me interesaba bastante.

Creí que acudía a una sencilla degustación de miel pero fue allí sin saberlo fue donde se fraguó todo un cambio de mentalidad y visión en relación al origen de lo que comemos cada día.

Agosto de 2016. Un dia de excursión.

Cata de miel en Ibias.

Aunque no era – ni soy- una gran consumidora de miel, decidí a ir a esta actividad porque la organizaba Pedro Martino del restaurante Naguar en Oviedo a quien yo conocía de otros eventos gastronómicos. Pedro confiaba tanto en Alberto, el joven apicultor o arbeyeiro como prefiere denominarse, que ya utilizaba sus productos en la carta del restaurante. También nos acompañó a visitarlo en aquel estupendo día de agosto.

La actividad que se denominaba “el sabor de un paisaje”  y para mí fue el punto de partida que me abrió la mente para otras muchas vivencias posteriores. Nunca olvidaré lo profundo que caló en mí aquel mensaje que con tanta pasión y sinceridad Alberto nos transmitió.

A partir de entonces comencé a entender lo relacionado que está todo. Que un alimento no se puede entender sin comprender también el lugar donde se produce. Aprendí también que la gastronomía tiene que ver con el paisaje y con sus gentes. Me di cuenta del delicado equilibrio que existe entre todas las especies y el fabuloso orden natural que ocurre para que las cosas sucedan y para que al final, disfrutemos de los alimentos en la mesa.

Alberto nos llevó a dar un pequeño paseo por el monte. Nos enseñó el paisaje y el entorno donde se produce su miel. Vimos montañas y ríos, nos habló de animales y vida rural, de líquenes y contaminación, de flores y brezos. Por supuesto también de colmenas y abejas, de apicultura y de miel. Todo de forma sencilla y honesta, sin más pretensiones; tal y cómo es él.

Después en el porche de su casa, con un montón de tarros de miel de diferentes -y dudosas- procedencias, nos hizo oler, probar descubrir y hasta adivinar. Todo con la misma sencillez, como si de un juego se tratara. Texturas, olores, colores… Aprender a diferenciar una miel industrial de una artesanal, descubrir sus matices, buscar en ese producto todo lo que antes habíamos visto.

Sobre la miel aprendí un montón de cosas interesantes que jamás me había planteado y de las que no tenía ni la más remota idea. Aprendí a distinguir una miel industrial de una artesanal, a saber cómo y cuándo cristaliza… ¡Menuda ignorancia la mía!, y eso que que me consideraba cocinillas.

De cómo se produce y extrae la miel no tenía ningún conocimiento y algunas explicaciones que nos daba de Alberto me sorprendieron bastante.

“Yo no alimento a las abejas, les dejo suficiente miel en reserva para que pasen el invierno”.

–  “¿cómo que no alimentas a las abejas? ¿qué quiere decir eso?”-  Le preguntaba yo alucinada porque no entendía nada de nada.

Descubrí con sorpresa y asombro que en la apicultura, aunque sea “natural” y no industrial también se realizan prácticas nada respetuosas con los animales. ¿Por qué? Pues para obtener un mayor rendimiento económico. Para maximizar la producción a comercializar se extrae toda la miel de la colmena sustituyendola por glucosa o jarabe (alimento para abejas) mucho más barato, por supuesto.

¡Vaya! Pues poca información de todo esto tiene el consumidor final. Que yo sepa, no se indica nada en las etiquetas, ni en los sellos ni en las garantías de calidad. ¿o quizás si? No lo sé, pero a mi por lo menos me hizo a partir de entonces ser más crítica con los alimentos que consumo. Ahora prefiero confiar más en conocer directamente al productor que en garantías de sellos o etiquetas. Visitarlo en su entorno, saber de sus prácticas y filosofía tal y como después me pasó al conocer a Noelia y sus gallinas.

Octubre 2017. Graves incendios forestales. 

El día que no amanece en la ciudad.

Este es el otro hecho triste que ha contribuido por desgracia – aunque sin perder la esperanza- a escribir yo ahora estas palabras.

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Una mañana, en otoño de 2017 en la ciudad de Gijón los urbanitas nos despertamos con un intenso olor a humo. Aquel día no amanecía y un cielo anaranjado apocalíptico nos hizo ver que los incendios forestales aunque sucedan a más de 150 km de distancia de nuestros acomodados hogares, tienen sus consecuencias. Y son mas importantes que solo perturbarnos un poco en el transcurso en nuestra vida diaria.

Lo primero que pensé fue en Alberto y en las abejas, en aquellos paisajes que nos había enseñado y que tanto apreciamos en la visita de un año antes. -“Los incendios no han afectado directamente a las colmenas, pero esto es desolador” -me dijo.

Aquella desolación e impotencia debió de ser la que motivó a Alberto a buscar no sé si una explicación o quizás una solución.

Muchos años dándole vueltas a la cabeza, intentando pensar cómo contribuir activamente a reducir el problema de los incendios que cada año destrozan nuestro territorio y nuestras montañas.

Septiembre 2018. El sueño de un libro.

Me enteré que Alberto lanzaba un nuevo proyecto por las redes sociales, que a veces tienen algo de bueno y logran mantener conectados a la gente. Cuando lo vi di un “like” y compartí sin pensar pero y en otro momento de mas calma me puse a mirar con detenimiento qué era El País del Abeyeiro.

Mediante esta campaña de micromezenazgo en la que cualquiera puede participar se publicará un libro ilustrado con el que según su autor “se pretende dar una visión global del paisaje para que el lector vuelva a pensar en él y a recordar todos los motivos que tiene para quererlo y defenderlo. Será un libro escrito y dibujado de paisajes recónditos entre aldeas diminutas, que sueña con poner en valor el mundo rural”

Pero el Pais del Abeyeiro es más que un libro, es también un proyecto a largo plazo.  Incluye la creación de un ecomuseo dedicado a las abejas y la miel, un centro de interpretación desde el que empezar a recuperar la cultura ligada a estos polinizadores y a su paisaje.
«Será un lugar de trabajo visitable, un punto de encuentro para aquellas personas que aman y defienden a las abejas y un centro de formación al que podrán acudir todos aquellos que estén interesados en temas tan diversos como pueden ser la pintura o la entomología, la naturaleza, la botánica, las tradiciones o el paisaje a lo largo de las estaciones, un lugar donde la custodia del territorio será un concepto que servirá para explicar cómo sí es posible articular voluntades de diferente origen para un fin común beneficioso para todos”, explica Alberto.

Gracias infinitas Alberto por aquel día. Ahora me tocaba a mi hacer algo en sentido inverso para agradecertelo, por eso el escribir justo ahora sobre aquella cata de miel. Espero poder desde aqui contribuir aunque sea un poquito en dar a conocer tu proyecto. Ojalá quien que esté leyendo esto pueda ser partícipe también de tu sueño para que entre todos logremos difundir y dar a conocer tu mensaje que tanta falta nos hace.

Espero que pronto se materialice todo tu entusiasmo en ese libro que estoy deseando ya tener en mis manos y ponerme leer y disfrutar. Estoy convencida que a través de sus páginas lograrás transmitirnos la pasión que sientes por el paisaje y tu entorno. Solo espero y que los lectores seamos también capaces apreciarlo. Que no quede solo en un sentimiento que acabe con la lectura sino que logremos aplicarlo también en cada una de las decisiones que tomamos en nuestra vida diaria como consumidores.

Muchas gracias también a Remedios Vázquez Gandoy y Pedro Martino Gonzalez por acompañarme y hacer posible aquella maravillosa jornada.

Campaña de crowdfunding (micromecenazgo) para contribuir a la publicación del libro y difundir el proyecto.

Alberto comercializa toda la miel que produce bajo la marca  Outurelos Miel de Ibias

En su blog podéis encontrar toda la información: puntos de venta de sus productos y muchísima mas documentación medioambiental.

Para conocer un poco mas a Alberto, cual es su filosofía y método de trabajo, nada mejor que verlo metido en faena en este precioso vídeo:https://youtu.be/iyIqHgaFGjM

COMENTARIOS

7 comentarios

  1. Me emocioné al leer el post Ana, que bonito proyecto y que mejor manera de retribuir lo que te enseñó esta experiencia que dándolo a conocer a los que te seguimos 🙂
    Soy bastante consumidora de miel pero la verdad es que no se mucho (casi nada) del tema, que ganas de vivir una experiencia como esta para aprender más y sobre todo para ser mas consciente e informada a la hora de comprarla.
    Mucho éxito a Alberto y Fernando en la futura venta del libro, estoy segura que será un éxito y que ayudará a abrir los ojos y darse cuenta de lo que está pasando en nuestro entorno.

    1. Yo si que me emociono al leer tu comentario Kath. Muchas gracias, sabes el trabajo que me cuesta es expresarme con palabras jejeje. En general sabemos muy poco sobre lo que consumimos y no debemos macachacarnos por ello sino tener curiosidad y en lo que podamos investigar e informarnos. No nos lo ponen fácil a los consumidores por lo general. Cuando vuelvas a Asturias ya hablo con Alberto y vamos a verlo para que te lo explique mejor que yo jejej.

  2. Que precioso y sentido post, Ana. Busqué información para saber sobre la miel y lasabejas hace años para algo que quiero escribir, y ahora veo claramente la diferencis entre información y conocimiento. Creo que en ejemplo que nis explicas tambien casi hablaría de sabiduría. Me encanta la miel y aunque corro cuando las veo, benero las abejas ?- una me picó hace años, murió delante de mi por su propia picada y me dio toda una lección de vida. Gracias por compartir tu experiencia!

    1. gracias Estel, pues si si que es sentido el post porque de verdad que me marcó aquella experiencia, aún sin consumir miel porque no me gusta mucho el sabor (qué le vamos a hacer) valoro muchísimo la producción y el trabajo de las abejas. Yo sabia muy poco o nada y sigo sin saber gran cosa pero me maravilla escuchar a quien sabe y sobre todo a quien sabe transmitir.
      Te dejo el blog de Alberto por si de ahí puedes obtener alguna información o conocimiento para lo que quieres escribir y si vienes a Asturias, te digo lo mismo que a Kath, allá que vamos a verlo.
      Miel de Ibias Outurelos

  3. Ana. No sólo escribes bien y fotografías mejor. Es que lo haces, además, desde el corazón. Felicidades por este precioso camino que inicias y con el que nos emocionas, nos tientas, nos remueves y nos ilusionas. Que lo disfrutes mucho tiempo.

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